Calidad en la redaccion corporativa (I)

Miguel E. Antezana C. (*)

Una de las actividades de generación de imagen corporativa más inmediata que existe, e irónicamente muy desatendida, es la redacción; ya sea ésta la realizada a nivel interno, o la que reviste una mayor exposición por su carácter público y notorio, que es la externa.

La redacción corporativa puede encontrarse por donde transite y tenga presencia la organización: en la papelería, en la documentación, en los pasillos de las instalaciones, en avisos, en publicidad, en un sinfín de manifestaciones informativas o comunicacionales; y en cada una de ellas se demuestra el buen manejo, o la desatención o hasta la ignorancia que se tiene a la hora de expresarse como una entidad (en este caso empresarial o institucional) en la sociedad.

Muestra de Identidad

Los pilares de la Identidad Corporativa son el punto de partida para verificar que tan bien o mal se está a nivel de redacción corporativa. Para empezar, la misión debe ser una manifestación clara e inequívoca de “lo que hace” la organización. En este sentido, ese concepto que expresa que la misión “es la razón de ser”, es una frase sin sentido y sin justificación conceptual.



Para demostrarlo, pensemos como individuos: ¿Cuál es la razón de ser de Pedro Pérez? ¿Para qué nació, para qué vino a este mundo? Si –supongamos- la razón de Pedro es ser bombero, quiere decir que nació para ser bombero, se formará para serlo, trabajara como él y no hará otra cosa que ser bombero, pues esa es su “razón de ser”… lo cual es totalmente falso e improbable en una persona.

Del mismo modo que las personas, las organizaciones tienen la capacidad de perfeccionarse, alternar y cambiar la orientación de sus actividades, por lo tanto la “razón de ser” en un concepto errado y estático de la misión; más aún en un mundo dinámico y cambiante.

Por lo tanto, si la misión debe decir “lo que hace” la organización, entonces debe girar en torno a un verbo y –preferiblemente- que demuestre acción en la primera persona del plural, pues nos referimos a un conjunto de personas que la hacen posible. Por ejemplo, en el caso de una institución educativa, la misión contendrá expresiones como "Formamos…", "Educamos…", "Preparamos…" etc., o lo que también es correcto, declarar que “Somos una institución que…” antepuesto al verbo que describe la acción principal que realiza la organización.

De lo bueno, poco

Un gran “pecado” de las misiones es su extensión. Es común encontrar misiones de largos e interminables párrafos que parecieran haber sido redactados con fines poéticos, en vez de ser una expresión de la Identidad Corporativa.

Tomando en consideración que la misión va dirigida a todo tipo de público, interno y externo, debe ser redactada en forma clara, objetiva y concisa; de modo que a cualquier persona le quede claro qué es “lo que hace” la organización.

Por otro lado, y equivalen a fallas más graves que demuestran un desconocimiento profundo en materia comunicacional, también suelen encontrarse organizaciones que exhiben como misión lo que en realidad es una visión, y viceversa. Pero ese punto -y otros- lo trataremos en una próxima entrega.

ANTEZANA Comunicación Corporativa ®

* Artículo publicado en el diario "El Mundo" (Caracas, Venezuela), lunes 10 de mayo de 2010, pág. 23


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